En México, el nepotismo no es nuevo, dejemos de hacernos patos. Es tan viejo como el mal chiste de que el PRI ya no tiene poder, cuando en...
En México, el nepotismo no es nuevo, dejemos de hacernos patos. Es tan viejo como el mal chiste de que el PRI ya no tiene poder, cuando en realidad está disfrazado de color guinda. El nepotismo flota en el imaginario colectivo en forma de una frase que encapsula esta práctica que soltó el expresidente López Portillo al meter a su hijo en el gobierno: *“Es el orgullo de mi nepotismo”*.
Creo que ha sido la declaración más honesta de un político mexicano desde que Porfirio Díaz dijo: *“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”*.
Desde entonces, el nepotismo no solo ha crecido, sino que se ha vuelto más sofisticado, como el tequila de toda la vida que ahora viene en botella de cristal tallado y nomás por eso cuesta lo mismo que un riñón en el mercado negro. Ya no se trata solo de colocar al hijo pendejo en el gabinete, sino de construir dinastías políticas que harían llorar de envidia a los Lannister de *Game of Thrones*. Apellidos como Alcalde, Monreal, Batres y Salgado se heredan como si fueran títulos nobiliarios, pero en lugar de espadas y castillos, lo que se pasan son bolsas de dinero y contratos de obra pública.
Y entonces llega Claudia Sheinbaum, la científica-anti-ciencia, prometiendo acabar con el nepotismo como si fuera un virus a punta de decretazos.
Pero, oh decepción, como siempre.
Su reforma no es más que una aspirina caducada que pretende curar un cáncer terminal.
La reforma constitucional que propone la encargada del despacho de la Presidencia de la República prohíbe que los familiares directos de un funcionario sean candidatos al mismo cargo de elección popular. Suena bien, ¿no? Pues agárrese, porque está más plagada de trampas y truculencias que el episodio más cutre de *La Rosa de Guadalupe*.
**Trampa número uno**: La reformita de marras no impide que el hijo, la esposa o el primo del funcionario salte a otro puesto. ¿No puedes ser gobernador como tu papá? No hay problema, sé senador o diputado. Total, en seis años vuelves a la jugada, como en una partida de Turista, pero con todo el permiso de usar el erario público como ficha de precampaña.
**Trampa número dos**: Si tu relación de pareja terminó hace más de tres años, no hay problema. Puedes participar en la elección. O sea, el nepotismo tiene cláusula de divorcio. ¿Te separaste de tu cónyuge hace cuatro años, o te pusiste de acuerdo con tu peor-es-nada para fingir el trámite? ¡Felicidades, puedes ser candidato o candidata! Esto es como decir que el alcoholismo se cura dejando de beber sólo los martes.
**Trampa número tres**: Un familiar no puede ser candidato inmediato, pero sí puede participar en la siguiente contienda. O sea, Andy 'bebé' López Beltrán, el hijo de YSQ, tendrá que esperar hasta 2030 para ser presidente. Pero tranquilos, no se preocupen, seguro ya está practicando su discurso de “abrazos, no balazos” mientras se toma un cafecito en Palacio Nacional.
**Los Clanes 4T: Más unidos que una familia de narcos en Navidad**
Morena dice querer acabar con las redes familiares en el poder, pero ellos mismos son los reyes del nepotismo. Los Alcalde Luján son como las Kardashians de la política: Luisa María es presidenta de Morena, Bertha es fiscal de la CDMX, su madre, Bertha Elena, es fundadora del partido, y su padre, Arturo Alcalde, es asesor laboral. ¿Se imagina usted qué hacen en Navidad? Seguro se pasan las plazas públicas como regalos.
Los Monreal no se quedan atrás. Ricardo es senador y líder de la bancada de Morena, Saúl es senador y aspirante a gobernador de Zacatecas, y David ya gobierna el estado. ¿Y qué hacen en las reuniones familiares? ¿Juegan al Monopoly con los presupuestos estatales?
Los Batres también tienen su propio feudo: Martí fue jefe de Gobierno y ahora es titular del ISSSTE, Lenia es ministra de la Corte, y Valentina es diputada local en la CDMX. ¿Y qué hacen en los cumpleaños? ¿Revientan a palos las concesiones como si fueran piñatas?
Y no podemos olvidar a los Salgado: Félix es senador y Evelyn es gobernadora de Guerrero. ¿Y qué hacen en las vacaciones? ¿Se van de tour por las zonas turísticas que no desmadró Otis pero que conserva el narco?
**La Aspirina de Sheinbaum: Un Placebo para el Cáncer del Poder**
Gerardo Fernández Noroña, el presidente del Senado que más bien parece salido de un sketch de *Chespirito*, pero en forma del Ecoloco, advirtió que Salgado Macedonio y Saúl Monreal no podrán ser candidatos en 2027. Pero es precisamente allí donde aparece la decepción, pues la propuesta presidencial no les impide ser senadores, diputados o alcaldes mientras esperan su turno. Es como decir que no puedes comer tacos hoy, pero mañana te comes todo el puesto.
Como es costumbre, Morena celebra esta 'reforma' como si fuera un golpe al nepotismo, pero en realidad es como poner una curita en una herida de bala. La reformita de la encargada del despacho mantiene intactos los privilegios del apellido, que sigue pesando algo así como diez por ciento de capacidad y noventa por ciento de obediencia ciega, y la política mexicana sigue siendo un concurso de antipopularidad familiar, donde el mérito es tan escaso como el agua en Nuevo León.
En un mundo alterno, en un México paralelo en el que de verdad se quisiera erradicar el nepotismo, no bastaría con vetar apellidos de manera temporal. Ese México inexistente necesitaría una ciudadanía que dejara de votar por apellidos y exigiese mecanismos efectivos y transparentes para designar liderazgos con mérito real y capacidad probada.
Pero no existe ese México alterno.
Vivimos en el país que celebra como si fuese una genialidad la estupidez presidencial, la necedad senatorial, la memez de los diputados, la idiotez de los gobernadores, la simpleza de las focas amaestradas y las bobadas de los aplaudidores a sueldo que festejarán abiertamente que esta reforma de caricatura sea lo que es: una aspirina para un cáncer que sigue haciendo metástasis en el poder.
Y así, queridos lectores, como en los peores tiempos del PRI de los setentas, seguiremos viendo cómo los mismos apellidos se pasan el poder como si fuera una botella de tequila en una fiesta de políticos.
Salud, ¡y que viva el nepotismo de siempre, ahora protegido y mejorado!