Sobre los resultados recientemente publicados por PISA sobre el rendimiento educativo en México, diversos medios de comunicación, especialme...
Sobre los resultados recientemente publicados por PISA sobre el rendimiento educativo en México, diversos medios de comunicación, especialmente aquellos con orientación hacia la derecha o que no respaldan a la administración actual han culpado directamente a la 4T del fracaso educativo evidenciado en la prueba.
Es innegable que los resultados han puesto al descubierto de manera impactante el deterioro de la calidad educativa en México. El 65.8% de los niños se encuentra en nivel de rezago, en comparación con el promedio del 31% en los países de la OCDE, la entidad organizadora de la prueba. En cuanto al nivel aceptable, México cuenta con un 34% de niños, frente al 60% en la OCDE, y solo el 0.2% de los niños mexicanos alcanza el nivel de excelencia, en contraste con el promedio de la OCDE del 8.7%.
Sin embargo, atribuir exclusivamente a la 4T la responsabilidad de este monumental problema es injusto. El rezago educativo en México es un fenómeno de larga data que se remonta a décadas en las cuales el Estado ha descuidado la educación. La situación actual es, en parte, un resultado precipitado de la pandemia, y el Estado mexicano ha fallado de manera vergonzosa al no brindar un acompañamiento adecuado a los niños después de superar la emergencia sanitaria, provocando un retroceso de una década en la calidad educativa hasta el nivel de 2009.
No obstante, este retroceso no puede atribuirse únicamente a la 4T. Es un problema que involucra a todos los ciudadanos, maestros, académicos y las instituciones educativas. La responsabilidad recae en haber desatendido la educación, con cambios superficiales en los planes y programas educativos implementados en los últimos 15 años. La capacitación de los maestros en temas digitales también se ha rezagado debido a la falta de inversión gubernamental, como se evidenció con el fraude de enciclomedia y otras iniciativas.
Es necesario reconocer que el maestro ha perdido pertinencia y actualidad en este contexto educativo. Los gobiernos anteriores y la actual administración han utilizado la educación como un tema político en lugar de abordarla con una renovación real y tangible, renunciando a una capacitación digital oportuna a los maestros. Esta situación se ha convertido en un perverso juego político en lugar de promover una mejora seria y sustantiva.
El rezago educativo evidenciado por la prueba PISA es responsabilidad colectiva. La apatía de los mexicanos para abordar seriamente la creación de un entorno educativo actualizado y que proteja a los maestros ha contribuido a este deterioro. La constante mina a la autoridad del maestro frente al grupo, junto con la falta de respeto de los padres, ha debilitado su posición.
En lugar de ponernos a llorar como magdalenas es imperativo tomar medidas. Más allá de la retórica, debemos promover el respeto al maestro y exigir a las autoridades, tanto federales como estatales, que le brinden más herramientas para una educación pertinente. El cambio comienza en casa, y es necesario actuar para revertir el deterioro educativo que afecta a nuestro país.